miércoles, 8 de junio de 2011

A mis amigas de todo el mundo... Las Educadoras


 A pesar de haber nacido en la iglesia Universal y participado por toda mi infancia de la EBI yo nunca había sido Educadora y lidiar con los niños era un misterio para mí.

En mi época no había GFTeen (grupo de pre adolescentes) por lo tanto salte derecho al grupo de jóvenes, a los 10 años, y ahí aprendí muchas cosas en las salidas para evangelizar, reuniones especiales, trabajos en hogares de abuelos, la limpieza de la iglesia, todo lo que hacíamos en el Grupo Joven me encantaba por lo tanto la idea de volver a la EBI ni pasaba por mi cabeza.

Pasado el tiempo yo percibí la necesidad de aprender sobre el trabajo con los niños, algunas veces, cuando faltaba la Educadora y yo tenía que sustituirla durante alguna reunión. Me ponía muy nerviosa sin saber que hacer, los niños al ver mi inseguridad se descontrolaban, la clase quedaba un desorden total. Yo solo quería que la reunión terminase lo más pronto posible para que las madres viniese a buscar sus hijos... Yo no sabia como prender su atención, no sabia hablarles, en realidad los tenia como Aliens, no los entendía ni ellos a mí era un tormento.

Hasta que llegamos a esta iglesia, no había ni una Educadora siquiera. Yo me sentí perdida. El primer Viernes no habían muchos chicos pero para mí era como si hubiera 1150 niños revoltosos y llorones al pie de mi oído. Fue cuando hable con Dios, ahí mismo, en medio al caos, le dije Señor necesito ayuda, no se como hacer este trabajo, sé que voy a estar todos los días de aqui por adelante y no hay como esquivarme de eso, si no hay quien lo haga y solo estoy yo... En este momento me acorde de las veces que le dije a Dios que me llevara a hacer el trabajo que nadie más quería hacer, que me enseñara a valorar las cosas que a Él le gustaban, y al recordar eso inmediatamente entendí porque estaba pasando por eso.
Desde ahí empece a dedicarme al trabajo, cada vez que iba a empezar una clase pedía a Dios que me dirigiera y me enseñara a hacerme entender por los chicos.

Ya hace un año y tres meses que estamos acá haciendo este trabajo, no puedo decir que lo aprendí porque todos los días estoy aprendiendo, pero hoy es el trabajo que más me gusta hacer. Preparar y dar la clase, hablar con los chicos, ver que ellos entendieron la enseñanza de la palabra de Dios. Ver como son inteligentes y como absorben todo lo que pasamos, con palabras y con gestos, ver como son influenciados por nuestro Espíritu y se transforman en chicos mejores. ¡Es muy lindo!

Hoy veo que este trabajo es especialísimo y valoro mucho más la dedicación de mis compañeras Educadoras. 
Ellas son mujeres fuertes, dispuestas a aprender y enseñar diariamente, son mujeres que llevan semillas Divinas hasta tierras limpias y fértiles, aunque muchos de los chicos que vienen a la iglesia sufren verdaderos dilemas familiares, ellas con mucha sabiduría remueven la amargura que hay en sus corazoncitos cuando presentan la esperanza que hay en el Señor Jesus.

Este Domingo 12 de Junio serán consagradas mis compañeras de trabajo, las Educadoras de la EBI, en el templo por el obispo Silva. 

Verdaderas heroínas anónimas, mientras que algunas rechazan este trabajo ellas han llenado sus graneros de frutos que han cosechados en la EBI.
Las quiero mucho, seguro Dios devolverá en sus vidas todo el cariño que han dedicado a los niños.