sábado, 15 de octubre de 2011

3º día de Cuarentena

Estoy haciendo una cuarentena, separando estos días para estar más en comunión con Dios, hoy es el tercer día y ya me siento muy bendecida, mis ojos se abrieron, mi mente está limpia y puedo pensar con claridad. ¡Es increíble como separarse de la televisión, internet (secular) y otras cosas cambia nuestro día! Y aun me faltan mas de treinta días...

La verdad es que sin darnos cuenta perdemos tiempo, parte de nuestra energía es chupada por cosas fútiles. Cuando pensamos que tenemos tiempo libre dedicamos aquellos minutos en cosas que son capases de llenarnos en pocos segundos de toda clase de información inútil y muchas veces sucia; es como si estuviéramos zambullendo en un lago lleno de sanguijuelas, es imposible salir de allí sin algunas decenas de ellas colgadas por el cuerpo. Deshacerse de ellas después es inútil porque al día siguiente uno volverá a zambullirse allí nuevamente, uno aprende a ignorar la presencia de ellas pero el hecho es que están allí ¡chupando su sangre!

Como dice mi madre "uno solo puede dar lo que tiene". Si el Señor Jesus hizo cuarentena en el desierto cuanto mas nosotros lo tendríamos que hacer con la finalidad de estar preparados para toda buena obra de Dios.
Pasa muchas veces que teniendo oportunidad de bendecir, orientar, ayudar y abrir los ojos a mucha gente la mujer no lo hace porque no tiene nada para dar, esta vacía de las cosas de Dios y cuando tiene que hablar algo se pone a recordar del pasado (muy lejano) porque en su presente no hay experiencia productivas que le den soporte para ayudar otras personas.

La obra de Dios será hecha, con nosotras o sin nosotras, pero yo quiero que Dios cuente conmigo y no solamente me use porque ya se que Él puede usar hasta las piedras.
Si usted esta de acuerdo empiece también a separar más de su tiempo para Dios, no le digo que haga lo mismo que yo pero "con sus propias piernas" tome actitudes que le hagan acercarse más Él, seguro usted verá muy buenos resultados por hacerlo.


"Porque los ojos del Señor contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que tienen corazón perfecto para con Él." 2 Crónicas 16:9



lunes, 10 de octubre de 2011

El Día que Aprendi a NO Justificarme

Era Viernes y hacíamos el trabajo de liberación en las personas (quien es obrero sabe lo mucho que nos gusta hacer este trabajo) fue cuando de golpe salto una chica poseída del medio de las otras personas me agarro por el pelo. Yo lo reprendí pero antes que pudiera seguir con la liberación aquel espíritu incorporado en la chica empezó a hablarme:

"yo se muy bien quien eres, yo te observo todos los días y se todo lo que haces..."

Yo lo interrumpí y le contesté:
"¡ah! ¿entonces ya sabes quien soy? ¿entonces sabes que yo oro y leo la Biblia, que yo... yo... yo..."
Mientras hablaba algo me tocaba en mi interior reprobando mi actitud, era el Espíritu Santo, entonces me calle y me puse a pensar: "pero yo realmente he vivido en la presencia de Dios, ¿como hago para demostrar eso sin hablar?" Entonces entendí...

Inmediatamente cambie mi actitud y le dije:
"ok, ¿entonces si me conoces, estas seguro? ¡entonces vas a tener que arrodillarte delante de mi y de Aquel que he servido y si yo no estoy delante de Dios seré avergonzada y tu puedes arrancar mis pelos si quieres pero de lo contrario te vas a arrodillar!"

Después de hablar eso me calle y nos quedamos allí los dos en un duelo, mirando uno en los ojos del otro... despacio la mano que me agarraba fuerte por los cabellos se fue soltando, los ojos se cerraron y de rodillas él cayo sin fuerzas. Y pude proseguir con la liberación de aquella vida, lo mande salir y que no volviera nunca mas.

Con eso aprendí que no tenemos que decir a las personas las cosas que hacemos, ni quien hemos sido delante de Dios. Cuando nos juzgan mal o cuando descubrimos que hablaran mal de nosotros es mejor callarse y dejar que Dios ponga este demonio a nuestros pies.