lunes, 10 de octubre de 2011

El Día que Aprendi a NO Justificarme

Era Viernes y hacíamos el trabajo de liberación en las personas (quien es obrero sabe lo mucho que nos gusta hacer este trabajo) fue cuando de golpe salto una chica poseída del medio de las otras personas me agarro por el pelo. Yo lo reprendí pero antes que pudiera seguir con la liberación aquel espíritu incorporado en la chica empezó a hablarme:

"yo se muy bien quien eres, yo te observo todos los días y se todo lo que haces..."

Yo lo interrumpí y le contesté:
"¡ah! ¿entonces ya sabes quien soy? ¿entonces sabes que yo oro y leo la Biblia, que yo... yo... yo..."
Mientras hablaba algo me tocaba en mi interior reprobando mi actitud, era el Espíritu Santo, entonces me calle y me puse a pensar: "pero yo realmente he vivido en la presencia de Dios, ¿como hago para demostrar eso sin hablar?" Entonces entendí...

Inmediatamente cambie mi actitud y le dije:
"ok, ¿entonces si me conoces, estas seguro? ¡entonces vas a tener que arrodillarte delante de mi y de Aquel que he servido y si yo no estoy delante de Dios seré avergonzada y tu puedes arrancar mis pelos si quieres pero de lo contrario te vas a arrodillar!"

Después de hablar eso me calle y nos quedamos allí los dos en un duelo, mirando uno en los ojos del otro... despacio la mano que me agarraba fuerte por los cabellos se fue soltando, los ojos se cerraron y de rodillas él cayo sin fuerzas. Y pude proseguir con la liberación de aquella vida, lo mande salir y que no volviera nunca mas.

Con eso aprendí que no tenemos que decir a las personas las cosas que hacemos, ni quien hemos sido delante de Dios. Cuando nos juzgan mal o cuando descubrimos que hablaran mal de nosotros es mejor callarse y dejar que Dios ponga este demonio a nuestros pies.