En su ultima semana de vida el Señor Jesus dio instrucciones a sus discípulos de como tenían que actuar y proceder como discípulos de allí en adelante.
Él explico que El es la Vid Verdadera, su Padre el agricultor y sus discípulos las ramas.
El agricultor fertiliza la tierra y planta el árbol, después riega y poda. El árbol produce las ramas. Las ramas, sustentadas por el árbol, producen los frutos. Los frutos a su vez cargan semillas que podrán ser usadas por el agricultor para plantar otra vez y recomenzar todo el proceso.
Entonces si somos ramas ¿Cual es nuestra parte en el árbol?
Es usar lo que hemos recibido del Señor Jesus y dar frutos!
Estos frutos son nuestras actitudes. Nuestras actitudes llevan en si la semilla del Reino de Dios que, a su vez, es usadas por Dios para plantar el Señor Jesus en las personas que la vea.
¿Cuales son estas actitudes?
El buen testimonio - es el carácter de Dios, si lo tiene aunque usted no sea perfecta, Dios será visto en usted.
La evangelización - sus palabras son como las manos que sacan la persona de la cueva y apuntan el camino.
La disciplina espiritual - mantener el contacto diario con Dios, estar en el Espíritu y no distraída con las futilidades del mundo. Usted será dirigida por Dios y se dará cuenta cuando tiene que hablar, cuando tiene que callarse, cuando tiene que tomar una actitud y cual actitud.
Cuando son vistas por nuestros familiares, amigos y conocidos estas buenas actitudes son semillas que serán cultivadas por Dios en el momento adecuado. Es decir, no será usted quien va a convencer o forzar nadie a convertirse sino que Dios es quien convence las personas de aceptar al Señor Jesus que usted testifico por sus actitudes.
Nuestra parte es dar frutos - mostrar que somos de Dios y los beneficios de tenerLo a Él en nuestra vida.